Carros usados, un mercado dinámico

La dinámica en la venta de carros en Colombia durante 2024, y lo que va de este 2025 no se limita solo a la comercialización de los vehículos cero kilómetros.

El mercado de los carros usados también registra un interesante crecimiento y una dinámica que permite asegurar que por cada carro nuevo que comienza a rodar en las calles del país, los colombianos adquieren y cambian de manos 4.5 carros usados.

Así, mientras en 2024, de acuerdo con los registros del Runt y datos procesaros por Fenalco y Andi, se vendieron y matricularon 201.000 carros nuevos en todos los segmentos y categorías; los carros usados que fueron traspasados totalizaron 926.123 unidades, con un crecimiento cercano al 2 por ciento al compararse con los traspasos registrados en las secretarías y organismos de movilidad del país durante 2023.

Y si el 2024 tuvo un buen comportamiento, el inicio de 2025 también anticipa unas ventas importantes. Ya en los dos primeros meses del año se habían traspasado 141.099 vehículos y el crecimiento del mercado fue del 14.8%.

En el ranking de las marcas con mayor participación en este comercio se encuentran prácticamente las mismas marcas que llevan la delantera en ventas en el mercado de los autos nuevos. Sin embargo el orden cambia de manera importante. En venta de carros usados la marca líder es Chevrolet, con una importante ventaja sobre la segunda en este tipo de comercio: Renault.

En 2024 los carros Chevrolet que fueron registrados en traspasos sumaron 233.897 unidades. Renault alcanzó las 143.866 unidades. Por su parte Mazda logró 78.582. Kia, 62.921. Y Toyota, 61.066 unidades. Y en el primer bimestre de 2025 la lista y su orden se repiten y la cifra de los cinco primeros supera las 88 mil unidades.

Que Chevrolet sea la marca líder en el comercio de los también llamados vehículos de ocasión tiene una explicación. Durante varios años esta marca fue la líder sin discusión en la venta de vehículos nuevos en Colombia. Cerca de tres décadas punteando en el ranking. Así la oferta de vehículos que aún hoy ruedan por las calles de Colombia con el símbolo del corbatín es amplia y en todos los segmentos, y con especial fuerza en los segmentos de entrada y medio.

Por esto también uno de sus modelos, el Chevrolet Spark, es la línea que más número de traspasos registra.

Ante todo una compra transparente

El mercado de carros usados continuará entonces este año con una buena perspectiva, por lo menos si nada extraordinario ocurre en el entorno económico del país. Y con el fin de brindar la mayor transparencia posible a este tipo de transacciones, desde Autotest ofrecemos un completo portafolio de inspecciones y revisiones que le permiten tanto al comprador como al vendedor conocer el estado real del carro mediante la aplicación de tecnología de reciente generación con el apoyo del personal de expertos de la compañía.

En Autotest ofrecemos el servicio de revisión comercial que cubre los aspectos mecánicos, estado de alineación, el comportamiento de la suspensión, el funcionamiento del sistema de frenos. También mediante esta inspección especializada es posible conocer el estado de la carrocería y saber su estado, si ha tenido reparaciones (y si la intervención fue la adecuada), así como el estado del chasís, estructura fundamental para la eficiente operación del auto y la seguridad de los ocupantes.

También es posible evaluar el comportamiento dinámico del vehículo con la simulación de la prueba de ruta en el dinamómetro, sin los riesgos de exponer el vehículo a una prueba de ruta en la calle. Así es posible conocer el comportamiento del motor, caja de cambios, el embrague y la transmisión. Con esta prueba se puede conocer si alguna reparación o intervención hecha en estos sistemas se realizó de manera adecuada o representa un riesgo eventual para la operación del automotor en el futuro.

Pero no solo los aspectos mecánicos son importantes al momento de garantizar una buena compra. También la verificación de la procedencia y los sistemas de identificación son aspectos que todo comprador debe realizar, y Autotest cuenta con los técnicos especializados y acceso a las bases de datos que permiten demostrar la trazabilidad del vehículo y dar tranquilidad a su potencial nuevo dueño sobre su legalidad.

Un buen carro usado es una opción confiable y asequible para la solución a las necesidades de movilidad, y Autotest es el asesor confiable para apoyarlo en esa futura compra.

Combustibles sintéticos, ¿una nueva y larga vida a los motores de combustión?

Hace algunos días en esta columna de Autotest hablábamos de como la industria automotriz no es una recién llegada al tema de la sostenibilidad. Por el contrario, desde hace mucho tiempo trabaja en la investigación y desarrollo de sistemas y tecnologías que permitan a los vehículos ser mucho más amigables con el medio ambiente, desde su fabricación, su operación e incluso al terminar su vida útil.

Y uno de los desarrollos que avanza de manera consistente para hacer de la industria automotriz y de la movilidad un factor que aporta a la sostenibilidad es el de los denominados combustibles sintéticos, o también conocidos como e-fuels.

Tradicionalmente el combustible para mover los carros- gasolina, diésel proviene de las diferentes etapas de refinación del petróleo. Se habla de combustibles fósiles ya que su origen se encuentra en los procesos de descomposición de diferentes organismos vivos que en u proceso de millones de años se han transformado para dar paso al petróleo que tras un proceso de extracción en tierra o del fondo del mar se refina y convierte en diferentes tipos de combustible o materia prima para industria como la petroquímica.

Sin embargo durante años se ha considerado que estos procesos de extracción y luego su uso como combustible, y especialmente en la movilidad, son una alta fuente de contaminación

Es por esto por lo que la industria automotriz y la industria petrolera buscan alternativas para desarrollar fuentes de energía que sean consideradas amigables con el ecosistema. Es ahí donde surgen los combustibles sintéticos. Este es un tipo de combustible que se obtiene de la combinación de hidrógeno- obtenido del agua a través de hidrólisis generada con fuentes renovables de energía- con dióxido de carbono y que también pueden obtenerse de fuentes a partir de desechos (biomasa).

Para su obtención, la industria petroquímica emplea técnicas como el denominado proceso Fischer-Tropsch, que a partir de la oxidación del carbón en presencia de vapor de agua a alta temperatura permite obtener hidrógeno y monóxido de carbono que luego con ayuda de catalizadores, calor y alta presión se transforma en hidrocarburos

Pero ¿son viables los combustibles sintéticos para operar en los vehículos que actualmente ruedan por nuestras vías? Hablamos, por supuesto de los vehículos modernos. La respuesta es sí. Los combustibles sintéticos ofrecen todas las condiciones para trabajar con las tecnologías y los sistemas de alimentación, y distribución de combustible con que cuentan los carros modernos, y también brindan eficiencia similar a la de los combustibles fósiles. Cuentan con una densidad energética muy parecida y por eso son óptimos para trabajar en condiciones autonomía y alta carga energética. Además como lo señalamos, los motores actuales con sus sistemas de inyección pueden trabajar con este tipo de combustibles, quizá algunos requerirán unos pequeños ajustes, pero su funcionamiento es compatible con los bloques actuales, es decir que un proceso de transición a energías o combustibles más limpios también será menos costoso al no requerir cambio de equipos o modificaciones profundas.

Aún no se puede hablar de una utilización masiva de este tipo de combustibles porque, como sucede con todas las innovaciones, su costo de producción y por lo tanto su valor final es aún alto, pero se avanza de manera acelerada en el desarrollo de nuevos procesos, más eficientes desde lo económico, que permitirán en el mediano plazo llevar el costo de este tipo de combustibles a valores muy similares al costo de cargar el auto con combustible fósil actual.

La apuesta de las automotrices por este tipo de combustible es seria. Ya, por ejemplo, Porsche montó una planta de producción piloto en Chile, y plantea otra similar en Texas, Estados Unidos, para los próximos dos años.

Otra firma que apunta hacia esta tecnología es Mazda, que hace parte de la Alianza E-Fuel, con otras 170 empresas que avanzan en la investigación y desarrollo de combustibles sintéticos. Audi es otra de las automotrices que ve una posibilidad para este tipo de tecnologías como una forma de continuar produciendo motores térmicos que puedan ser compatibles con la preservación del medio ambiente.

Baterías para carros eléctricos, una evolución en busca de la eficiencia.

En días pasados hablábamos en esta columna sobre el factor de la eficiencia y el consumo como uno de los elementos claves para definir la compra de un carro eléctrico. Y en ese mismo artículo se señalaba como la configuración de la batería es uno de los elementos clave a tener en cuenta cuando se analiza esa eficiencia.

Desde que los carros eléctricos comenzaron a verse como una opción cierta y real para el desarrollo futuro de la industria automotriz, los fabricantes trabajan en el desarrollo de elementos cada vez más eficientes, más durables y también más económicos en su fabricación teniendo en cuenta que son el elemento que más pesa en el costo de fabricación de los autos eléctricos, con cerca de un 30 por ciento del valor.

El trabajo de los departamentos de investigación y desarrollo y de los ingenieros de los fabricantes automotrices y de las firmas fabricantes de baterías ha sido arduo y paso a paso han encontrado alternativas cada vez más acordes con las necesidades de los consumidores de autos que quieren baterías seguras y que les ofrezcan también un rango de autonomía más allá del tránsito urbano.

Es así como en la evolución de estos elementos se pueden identificar varios estadios de evolución en aras de llegar a la batería que cumpla con la idea de bajo costo y gran rendimiento

En las primeras etapas del desarrollo de los carros eléctricos como alternativa de movilidad, éstos contaban con baterías de Niquel-Metal-Hidruro (NiMH). Se trata de unas baterías relativamente económicas en su fabricación y que contaban con un muy buen nivel de vida útil. Sin embargo tenían problemas por su no muy alta densidad de energía y también por su peso. Ambos factores castigaban de manera importante la eficiencia en la operación de los carros que estaban dotados con estos elementos.

Antes de continuar es importante señalar que el concepto de densidad de energía se refiere, de manera básica, a la capacidad que pueden tener las baterías para almacenar una gran cantidad de energía en muy poco espacio. Esto es importante porque es una variable fundamental en la búsqueda de la eficiencia.

En una segunda fase en el desarrollo de las baterías, los fabricantes comienzan a trabajar con acumuladores a partir de Ion-Litio/Polímero de Litio. Estas están presentes un alto porcentaje de los vehículos eléctricos que hoy ruedan en el mundo. Su recurrente utilización por parte de las automotrices está relacionada con una alta densidad energética, lo que contribuye a un menor espacio y también menor peso que lastre el vehículo y afecte de manera negativa sus cifras de rendimiento y autonomía.

Pero también tienen dos factores negativos. El primero de ellos es su facilidad de degradación por los ciclos de cargue y descargue de la misma y que la llevan, con el tiempo, a tener una menor capacidad de almacenamiento. Y el segundo factor es su alto costo de producción, y teniendo en cuenta lo señalado unos párrafos atrás sobre el peso del costo de la batería en el valor total del auto, puede influir de manera importante en un alto precio de compra para el consumidor final.

Además este tipo de baterías también se pueden ver afectadas por la operación en situaciones de climas extremos tanto en el frío, como en las temperaturas altas.

Un tercer tipo de batería utilizada en los carros eléctricos es la estructurada a partir de Níquel-Cadmio-Manganeso (NCM) o Níquel-Cadmio-Óxido de Aluminio (NCA). Este tipo de baterías tiene ventajas relacionadas con su alta densidad energética. De hecho en muchos carros que ofrecen altos niveles de autonomía esta es la batería que se encuentra presente. Así mismo son baterías que pueden soportar altas potencias de carga, lo que facilita un proceso de carga más rápido.

Pero pese a estas ventajas no son las baterías más populares porque para su fabricación es necesario utilizar materiales de difícil consecución especialmente por su costoso proceso de su extracción y procesamiento y esto impacta directamente el precio de los carros. Son los denominados metales de tierras raras como el praseodomio, el lantano, neodimio, disprosio, terbio o lutecio, por ejemplo.

Los trabajos en busca de la “batería perfecta” también han llevado a ingenieros a desarrollar baterías a partir de Litio-Ferrofosfato. Estas baterías si bien no implican los altos costos de producción al no utilizar elementos que implican una alta complejidad para su obtención y transformación, tienen la desventaja de no contar con un nivel alto de densidad energética, lo que se traduce en la utilización de mucho espacio y agregar peso a la construcción del vehículo

Lo que depara el futuro

La evolución de las baterías no para, y la industria automotriz sigue apuntando a un futuro de mediano y largo plazo en el que estos elementos brinden las condiciones de una movilidad cada vez más limpia.

Los esfuerzos de los fabricantes se orientan a dos tipos de soluciones:

Baterías de estado sólido. En ellas en lugar de contar con un electrolito líquido que facilita la reacción química que genera la energía que se almacena y luego se utiliza para mover el vehículo, el electrólito es un material sólido. Este cambio le confiere unas cualidades especiales a la batería. Le da una mayor densidad de carga, incluso almacenando hasta tres veces mayor energía que la batería ion litio con electrolito líquido. De igual manera agiliza los tiempos de recarga. También ofrece una mayor fiabilidad y su trabajo no se afecta de manera sustancial por las condiciones extremas en las que pudiera utilizarse el vehículo que las monta. Así mismo ofrece mayor seguridad al evitar sobrecalentamientos o no hacer explosión en caso de un impacto. Estas baterías también podrían tener menor impacto ambiental desde su producción misma.

Hoy, aún su utilización de forma masiva sigue en proceso de estudio y desarrollo, pero ya son varias las automotrices comprometidas en avanzar en el mediano plazo en su implementación y para ello destinan recursos para su perfeccionamiento. Entre ellas se encuentran Toyota, el Grupo Stellantis, Volkswagen, Renault-Nissan; muchas de ellas trabajando en asocio con firmas expertas en el desarrollo de este tipo de elementos.

Y el segundo frente que el sector automotor explora de cara a ofrecer baterías cada vez mejores es el de las baterías estructurales. Este tipo de baterías tienen la característica de estar integradas a la carrocería del vehículo y no serían una pieza o un elemento adicional que se ubica en la plataforma de desarrollo del carro. Firmas como Tesla o BYD trabajan en su perfeccionamiento. Este tipo de batería lograría un mayor ahorro de espacio y reducción de peso al estar unida a los bastidores adelante y atrás.

Desde Tesla se ha señalado que el perfeccionamiento de este sistema de baterías podría en el futuro contribuir a una reducción de costos de producción de los vehículos eléctricos en casi un 50 por ciento, y también daría una mayor vida útil a los dispositivos y una capacidad de carga aún mayor.

Un futuro que la industria automotriz espera llegue más temprano que tarde.

Industria automotriz no necesita restricciones al comercio, necesita estímulos para fortalecerse.

El sector automotor y la industria automotriz fueron sorprendidos en días recientes con la noticia que daba cuenta del anuncio del gobierno nacional, a través del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, de solicitar la suspensión o no renovación del Acuerdo de Complementación Económica con Brasil en lo referente al comercio de vehículos automotores sin el pago de arancel.

“Manifiesto el interés de la República de Colombia de no continuar aplicando el Entendimiento celebrado entre los Gobiernos de la República Federativa de Brasil y la República de Colombia sobre la profundización de preferencias arancelarias bilaterales en el sector automotor”, esas fueron las palabras textuales expresadas por el Ministro Luis Carlos Reyes en la carta enviada al Comité de Administración del Acuerdo de Complementación y que anuncia de manera oficial la decisión de no continuar con el mismo.

Hoy, en virtud de este acuerdo, suscrito en 2017 11 marcas importan a Colombia poco más de 30 modelos de vehículos que, de acuerdo con los cupos establecidos, llegan sin el pago de este impuesto. El desarrollo del ACE entre Colombia y Brasil estableció cupos para la importación 0 arancel y en la actualidad este cupo es de 50.000 vehículos. Esta medida ha facilitado que modelos de Renault, Fiat, Jeep, Ram, Honda, Chevrolet, Citroën, Peugeot, Hyundai, Toyota y Volkswagen ingresen al mercado automotor colombiano ampliando la oferta en diferentes categorías.

Sin embargo, y de acuerdo con los motivos expuestos por el gobierno nacional, este acuerdo sufre un fuerte desbalance, en el que Brasil hoy ha aprovechado con amplio volumen su posibilidad de exportar a Colombia y representa cerca del 30 por ciento del origen de los vehículos que se venden en los concesionarios del país; Colombia no ha podido aprovechar las ventajas y el comercio automotor es prácticamente nulo.

Señalan desde el Ministerio que uno de los factores que imposibilita ese comercio verdaderamente binacional es la aplicación de unas medidas paraarancelarias y técnicas a la importación de vehículos por parte de Brasil que hoy los modelos colombianos no han podido cumplir.

Además, detrás de la decisión de Colombia, también, señala el ministro Luis Carlos Reyes, está la intención de estimular y fortalecer la producción industrial local automotriz. “La idea es dinamizar la industria local y, además, llevarla a ser una industria fuerte en términos de exportación. Esto a diferencia de políticas industriales del pasado que buscaban alejar al mercado nacional, de manera casi indefinida, de la competencia extranjera”.

Y bajo esta idea señala además la intención de impulsar y “retener en Colombia el potencial de producción nacional de vehículos eléctricos con calidad de exportación».

Buenas intenciones

“De buenas intenciones se ha empedrado el camino al infierno”, es una frase muy popular y que podría caber aquí para el análisis de la decisión del Gobierno Nacional que busca reactivar la industria automotriz.

Si bien de entrada puede parecer prudente restringir vía impuestos el ingreso de productos a un país para darle más juego a la producción local de ese mismo producto, también es cierto que ésta no va a reaccionar solo porque se limite la oferta de importados. Para su dinamismo la producción y ensamble local requiere de unas condiciones de mercado que la viabilidad de las inversiones que los fabricantes deben hacer en modernización, actualización o recomposición de sus líneas de montaje, el fortalecimiento y expansión de red comercial y de servicio, la adquisición y garantía de existencia de partes y piezas de recambio, los apoyos financieros a potenciales compradores, la labor comercial y de mercadeo, entre otros aspectos. Y en la actualidad y desde hace cerca de dos años el mercado se encuentra en una situación de contracción en sus ventas y matrículas. Y pese a los insistentes llamados de la industria no son claros aún los mecanismos de apoyo a una reactivación, y especialmente el clima de certidumbre que debe fundamentar cualquier decisión de los compradores para realizar una inversión de sus recursos en un bien durable como es el vehículo.

Una restricción a la entrada de vehículos puede generar por el contrario, que sin un mercado suficientemente dinámico y en un clima en el que la confianza del consumidor no se fortalezca, volvamos, tal y como lo advierte la Asociación de Concesionarios Automotrices, Aconauto, a los años en que la sustitución de importaciones no generó mayor competitividad y sí mayores restricciones al acceso a vehículos. “El país ya probó el proteccionismo como política económica de estado al implementar durante los años 80 el modelo cepalino de sustitución de importaciones y con resultados nefastos: incremento astronómico de los precios, atraso tecnológico y concentración del mercado automotor en muy pocas manos”, comentó el presidente del gremio Pedro Nel Quijano.

Eléctricos, pero a largo plazo

El fomento a la producción local tendría un énfasis especial en los modelos eléctricos, señaló ante diversos medios de comunicación el ministro de Comercio para justificar la decisión de solicitar el fin del ACE con Brasil. Sin embargo lograr que las firmas automotrices internacionales miren a Colombia como una región adecuada para instalar fábricas de vehículos eléctricos requiere, en primer lugar, que el mercado interno sea lo suficientemente robusto y desarrollado en este tipo de vehículos como para instalar una fábrica aquí.

Y por ahora, aunque Colombia ha sido uno de los países abanderados en la región en el impulso a los vehículos eléctricos, son poco más de 13 mil carros eléctricos matriculados en Colombia desde 2019, de acuerdo con las cifras que tiene Andemos a partir de los informes del RUNT. En promedio cada año en Colombia se matriculan 2.290 vehículos eléctricos, una cifra muy baja para las capacidades que requiere una instalación fabril. Y los mercados externos de la región tampoco son tan fuertes en el desarrollo de este tipo de movilidad. La consolidación de un ecosistema de movilidad eléctrica en Colombia es una tarea de largo aliento y suena aún muy precipitado pensar que fábricas de carros eléctricos para Colombia y sus mercados vecinos.

Quizá, antes que pensar en restricciones al comercio automotor en un entorno y una industria totalmente globalizada, el camino podría ser desarrollar una estrategia que a partir de reducción de algunos impuestos, de renovación de parque automotor por modelos más seguros y ambientalmente más eficientes, de incentivo para la compra de modelos de nuevas energías, de inversión en infraestructura de vías y a propiciar las condiciones logísticas, financieras y de estabilidad para también avanzar en más exportaciones entre otros elementos, conduzca a una reactivación de la demanda interna, al fortalecimiento del ensamble actual, la posibilidad de desarrollar más mercados de exportación e incentivar en el mediano y largo plazo la llegada de nuevas inversiones que se traduzcan en empleos de calidad, ingresos y recursos fiscales para el país.