Vicente Hurtado, un empresario que vive para los retos.

Desafíos, esa es una palabra que caracteriza la labor que por poco más de 50 años ha desarrollado Vicente Hurtado, y el mayor número de ellos en el sector automotor.

Y es que no en vano su vena por los autos y las máquinas en general comenzó en su adolescencia. Ya a los treces años tenía la habilidad para manejar equipo industrial, una retroexcavadora, y así comenzó su contacto con los equipos de la llamada línea amarilla usados en la construcción de obras civiles. En estas tareas desarrolló una carrera importante hasta el manejo de los talleres.

Luego de algunos años en el mundo de la construcción de infraestructura, Vicente da un paso importante al vincularse con Mora Hermanos, una emblemática compañía paisa de aquellos años y que tenía a su cargo la distribución de marcas como Internacional, Zastava y Fiat; hizo un recorrido desde ayudante de bodega hasta la gerencia de servicio con muy buenos resultados y un gran aprendizaje. Tanto así que sus habilidades para generar cambios y desarrollar crecimiento en las organizaciones no fueron ajenos a empresas competidoras y fue como de otra compañía en su momento, Gomeco, lo llamaron para asumir el manejo de los talleres, sumidos en una crisis que estaba a punto de hacerles perder la concesión que tenían de la marca Fiat. Su trabajo fue exitoso y el taller pasó de una crisis a convertirse en uno de los más reconocidos en Medellín.

Parece que la misión de Vicente Hurtado en aquel tiempo era asistir y recuperar a organizaciones en dificultades, porque tres años después de haber asumido el reto en Gomeco y sacar adelante el taller, otra importante empresa automotriz, Cada, lo llamó y prácticamente le pidió que los sacará del atolladero en el que se encontraban en su área de posventa y que solo él podía destrabar. Una organización que vivía momentos difíciles en lo comercial, técnico, financiero y laboral. Vicente aceptó pero eso sí con unas condiciones de autonomía que eran indispensables para tomar las decisiones necesarias con el objetivo de reflotar la operación. Tras un trabajo intenso y una estrategia que lo llevó a ganarse la confianza del personal y lograr que todos asumieran el reto de trabajar en busca de un objetivo común la operación salió adelante y fue reconocida por Colmotores como uno de sus concesionarios estrella en el momento. La historia se repitió con Autodiésel y de nuevo Vicente aplicó su estrategia de eficiencia e involucrar más al personal en el desarrollo de la empresa con el fin de unir criterios y trabajar al unísono para desarrollar los objetivos de crecimiento.

Llega la independencia

Pero llegó la hora de la independencia y lo hizo a través de la adquisición de un almacén de repuestos, el primer almacén de repuestos de segunda que operó en Medellín, además con un nombre que identificaba muy bien su labor, Los Restos. Allí no solo se comercializaban estos repuestos de segunda vida también se adquirían carros en siniestros para repararlos y venderlos. Una experiencia que fortaleció sus habilidades administrativas, pero que tuvo que dejar cuando las circunstancias y el entorno de este tipo de negocios cambiaron y se deterioraron.

Tras la experiencia con Los Restos en el camino de esta vida independiente surgió la propuesta de vender vehículos de la marca rusa Lada gracias a un distribuidor de la misma en Montería. Fue así como montó en Medellín un satélite de esta empresa para comercializar los vehículos en la capital antioqueña. Y a esta operación comercial también le añadió la venta de vehículos usados. Su empresa se llamó Humu

Y cuando estaba gerenciando esta empresa desde Bogotá surgió un nuevo llamado para que se pusiera al frente de una empresa orientada al alquiler de maquinaria pesada Sus dueños, a quienes en el pasado había acompañado en la compra de esa misma maquinaria, lo querían a él al frente del proyecto y aunque no fue fácil asumió otro nuevo desafío en su trayectoria empresarial y administrativa. Posicionó la compañía como una opción de alquiler en diversos proyectos de infraestructura en el país.

Pero en 2001 y con Equipos de la Sabana- nombre de la empresa de renta de maquinaria- ya totalmente posicionada en el mercado Vicente volvió a Medellín y abrió su nuevo negocio de compra y venta de vehículos usados, Vicente Hurtado Automóviles, en lo que era un naciente espacio comercial sobre la Avenida El Poblado, y hoy es uno de los empresarios más reconocidos en este campo En este período hizo una pequeña escala y trabajo con el también destacado comercializador de vehículos Alfonso Villegas por tres años pero luego Vicente Hurtado retomó su empresa la que hasta hoy orienta.

Transparencia, agilidad, un compromiso total por solucionar las necesidades de transporte de sus clientes, son las claves que a juicio de Vicente Hurtado le han permitido destacarse en un entorno que es cada vez más competido y al que llegan nuevas opciones y formas de comercialización de vehículos, hoy muy impulsadas por la mediación de las redes sociales.