El motor de combustión interna no está en vías de extinción.

En el panorama automotor actual, en el que los vehículos eléctricos vienen ganando terreno en la conversación  se ha vuelto ya más frecuente escuchar pronósticos sobre la desaparición definitiva de los motores de combustión interna (MCI). Sin embargo, el motor de combustión interna dista mucho de ser una tecnología obsoleta y su rol en la economía global seguirá siendo importante durante las próximas décadas.

La economía global depende en un alto porcentaje en su desarrollo de los motores de combustión interna para satisfacer todas sus necesidades de energía y movilidad. Son la opción energética estándar, y en muchos casos la única, en cientos de aplicaciones a nivel mundial. Esta prevalencia se debe a que no existe una alternativa adecuada y ampliamente implementada para la mayoría de los sectores económicos que dependen de los MCI y su infraestructura de apoyo. Esta dependencia abarca desde el transporte comercial pesado hasta la agricultura, la construcción, el sector náutico, los ferrocarriles y la generación de energía.

Además, los MCI han logrado mejoras continuas en eficiencia y menores emisiones, lo que los posiciona de manera favorable frente a alternativas emergentes. La introducción de nuevos combustibles y sistemas energéticos, por su parte, enfrenta retrasos e incertidumbres debido a factores como el apoyo financiero, la infraestructura y la aceptación del mercado.

Los MCI crecerán todavía

Contrario a la percepción popular, se prevé que esta tecnología no solo se mantengan en el mercado, sino que experimenten crecimiento durante una década o más. Es así como la organización Foro de Tecnología de los Motores señaló en un estudio en meses recientes que las tasas de crecimiento anual proyectadas de esta tecnología son hasta un 9% entre 2023 y 2030. Incluso con la implementación de normas más estrictas para vehículos de cero emisiones, se estima que la tecnología de los motores de combustión interna impulsará entre un tercio y la mitad de la flota de vehículos nuevos en 2032. En el segmento de vehículos comerciales más grandes, se proyecta que sea la fuente de energía para el 75% de los vehículos nuevos.

Claro que la tecnología de MCI en su configuración actual tenderá a la disminución y sus desarrollos se ajustarán a las nuevas tendencias globales en virtud de factores como:

Regulaciones ambientales más estrictas: los gobiernos a nivel global están endureciendo los estándares de emisiones para combatir el cambio climático y la contaminación. Numerosos países han establecido planes para prohibir la venta de automóviles nuevos de gasolina y diésel entre 2030 y 2040. La UE, por ejemplo, aprobó una ley en 2023 que prohibirá la venta de coches con motor de gasolina en sus estados miembros a partir de 2035, aunque ya algunos países están pensando en evaluar dicha fecha. Hasta 2024, 60 países y territorios ya habían  fijado objetivos o planes para eliminar gradualmente los coches de gasolina y diésel.

  • Avances en Vehículos Eléctricos (VE): los VE se están volviendo más asequibles, ofrecen mayor autonomía y tiempos de carga más rápidos. La tecnología de las baterías mejora con celeridad, lo que los hace más prácticos para una amplia gama de usuarios.
  • Compromisos de los Fabricantes de Automóviles: grandes empresas automotrices están invirtiendo cifras cada vez más fuertes en la producción y la infraestructura de vehículos eléctricos, y eliminando progresivamente los MCI en sus líneas de producción.
  • Cambio en las Preferencias del Consumidor: cada vez más compradores eligen vehículos eléctricos debido a menores costos de combustible y mantenimiento, así como por preocupaciones ambientales. Adicionalmente, diversos países ofrecen incentivos y subsidios para fomentar su adopción.

Sinembargo, es poco probable que los coches de gasolina desaparezcan por completo del mundo en un futuro próximo. Varios factores garantizan su supervivencia en el mediano y largo plazo

  • Transición energética desigual: muchos países en desarrollo seguirán dependiendo por buen tiempo de los automóviles de gasolina debido a limitaciones de asequibilidad e infraestructura.
  • Vida útil de los carros: los automóviles de gasolina pueden tener una vida útil de entre 10 y 20 años (aunque en Colombia puede ser incluso mayor). Esto significa que, incluso si las ventas de coches nuevos cesaran en 2035, muchos seguirán circulando por las carreteras hasta la década de 2050 o más allá.
  • Usos específicos: ciertas aplicaciones y usos, como en el transporte pesado, el transporte de larga distancia, aviación, motores marinos podrían experimentar una transición más lenta.

Además, la ingeniería automotriz trabaja de forma intensa en el desarrollo de combustibles líquidos y gaseosos renovables. Bien sea la gasolina sintética, o los avances en movilidad sostenible con la utilización de hidrógeno. La transición a combustibles renovables de bajas emisiones de carbono puede generar reducciones significativas de gases de efecto invernadero (GEI) y otras emisiones de manera más rápida que el tiempo necesario para el surgimiento de un sector eléctrico completamente renovable y la electrificación del transporte a gran escala, sostienen desde el Foro de Tecnología de Motores.

El mercado y la demanda de combustibles renovables de origen biológico para MCI, tanto de encendido por chispa como por compresión, ya representan aproximadamente el 5% del consumo total de energía del sector transporte de EE. UU., y esta cifra está en aumento. La capacidad de sustitución inmediata y la flexibilidad de mezcla variable de estos combustibles incrementan su utilidad para lograr reducciones de GEI a corto plazo en toda la flota de vehículos movidos con combustión interna, incluyendo tanto vehículos existentes como nuevos. Esto incluye combustibles como la gasolina renovable, el diésel renovable, el gas natural renovable, el biodiésel, el hidrógeno y los e-combustibles actualmente en desarrollo.

Una evolución, no una extinción

En síntesis, si bien los vehículos de gasolina tradicionales están en vías de convertirse en una tecnología de nicho o incluso obsoleta para mediados de siglo, especialmente en regiones más desarrolladas y urbanizadas, impulsados por factores económicos, tecnológicos y ambientales, el motor de combustión interna en su conjunto no desaparecerá de la noche a la mañana. Su futuro no radica en la obsolescencia, sino en una transformación y reconfiguración como parte esencial de una cartera de energía y tecnología cada vez más diversificada. Al ser impulsado por combustibles sostenibles y de bajas emisiones de carbono, el MCI demuestra que aún tiene un papel significativo que desempeñar en la movilidad y la economía global durante las próximas décadas.