Tracción 4×4 en modo básico.

Son muchos los compradores de vehículos que tienen en su imaginario y de manera aspiracional buscar tener en su garaje un vehículo 4×4.

Una mayor sensación de fortaleza en la marcha, más tranquilidad al conducir, especialmente en ciertas condiciones de terrenos o clima; más estabilidad en ruta, y mejor sensación de aceleración y desempeño en curvas son algunos de los factores que argumentan para elegir esta opción.

Un sistema 4×4 permite que todas las ruedas del vehículo reciban potencia del motor, a diferencia de los vehículos con tracción tipo 4×2 en la que solo un eje de las ruedas, delantero o trasero, recibe esta potencia y proporciona el movimiento del carro empujando o halando

En el tema de vehículos 4×4, algunos modelos, especialmente en automóviles y SUV que no son son catalogados como todo terreno, se encuentra un tipo de tracción 4×4 que es permanente (AWD) y que no requiere la intervención del conductor para elegir el tipo de tracción. En estos modelos esta tracción permanente entrega elementos como la seguridad y la estabilidad de manejo y sortear algunas situaciones de zonas de tránsito con adherencia limitada; pero no son modelos para rodar sobre terrenos en condiciones extremas ya que no cuentan con bloqueo de diferencial.

Vienen también los modelos con sistema de tracción que puede conectarse o desconectarse a voluntad del conductor y según la necesidad del terreno que se transita y se identifican como 4WD.

Además de usar este sistema para esos momentos en los que se rueda por zonas con piso mojado o sobre hierba, o una fuerte pendiente, por ejemplo; los modelos 4WD permiten elegir un tipo de tracción que gracias al bloqueo hace que cada llanta reciba la potencia necesaria y así no se sature el límite de adherencia al piso y se pueda maniobrar de forma más segura. Es importante anotar que en estos modelos, si las condición del terreno no lo exige no debe transitarse en el modo 4×4 ya que se pueden presentar desgastes o roturas del sistemas, además de mayor consumo de combustible y llantas.

Esta tracción debe usarse en condiciones en las que la baja adherencia se presenta, además de la humedad, por presencia de barro, lodo, arena, grava o terrenos rocosos en los que el contacto con el piso no es continuo y regular, y debe hacerse a baja velocidad. Una vez se ha superado el tipo de terreno y el carro vuelve a rodar sobre piso con condiciones de adherencia normales es importante transitar en el modo de tracción 4×2.

Al momento de buscar su carro, analice bien si los viajes y las vías que transita con frecuencia requieren de un tipo de tracción como esta, y requiere realizar esta inversión o puede solucionar su necesidad de movilidad con un vehículo de tracción sencilla.

El aceite de la caja automática, un fluido vital para el carro.

Aunque en el mercado automotor de Colombia prevalece la opción de los carros con caja de cambios manual, cada vez es más frecuente encontrar propietarios que se decantan por alternativas de vehículos con cajas automáticas.

La comodidad al enfrentar tráficos pesados como los de nuestras ciudades, el mejor desarrollo de la tecnología en estos sistemas, su fiabilidad, hacen parte de los factores que inducen a estos dueños de automotores a decidirse por este tipo de soluciones en sus autos.

Pero al igual que la caja de cambios manual, la caja automática también requiere de un proceso de mantenimiento preventivo y de revisiones con el objetivo de que sus piezas puedan operar de manera correcta y sin presentar problemas que dificulten su funcionamiento en el mediano o largo plazo y que podría significar un daño catastrófico que implique el cambio total del conjunto con un costo elevado y el tiempo de necesario para realizar esta intervención profunda en el carro.

Quizá el principal elemento que garantiza el correcto funcionamiento de la caja automática y la durabilidad de sus piezas es el lubricante.

Estas cajas utilizan un aceite hidráulico denominado ATF. Este aceite tiene como una de sus funciónes lubricar los engranajes al interior del conjunto que forma la caja automática y hacer que el paso de los cambios de marcha sea suave, a través de su paso por las electroválvulas que hacen parte del conjunto.

¿Qué pasa si no se cambia el aceite?

Con el paso de los kilómetros este aceite va sufriendo un proceso de degradación y pérdida de sus propiedades de lubricación y detergencia. Se va contaminando como consecuencia del mismo trabajo que realiza para apoyar el buen funcionamiento de la caja de cambios. Si este proceso de degradación no se controla, no se sustituye a tiempo el líquido las piezas internas de la caja de cambios pierden esa película que evitaba o minimizaba el roce entre ellas y al entrar en un contacto directo se desgastan con mayor rapidez y de manera prematura generando, primero un mal funcionamiento de la caja y, finalmente, su daño total.

Un síntoma de este proceso es cuando la caja no realiza los cambios en el momento adecuado, se tarda en hacerlos o simplemente no entra el cambio de marcha. El conductor sentirá el carro sobre revolucionado o también sin fuerza porque el cambio entra de manera retardada.

Por eso es recomendable realizar el cambio de este fluido entro los 60 mil a 80 mil kilómetros, para ello es importante consultar el manual del vehículo y seguir la indicación que da el fabricante y también tener en cuenta las condiciones de operación del vehículo para determinar de la mano de los expertos el momento más adecuado para este cambio.

La cilindrada del carro ¿por qué es importante?

El primer dato que busca en las fichas técnicas de un vehículo el potencial comprador de un carro nuevo o usado es la cilindrada. ¿Es un 1.0, un 1.2, un 1.5, o quizá un 2.0, un 2.5 o incluso un 5.0? ¿Pero, qué significa esa cifra y qué importancia puede tener para definir la compra de un auto?

Cuando se habla de cilindrada en los carros, el concepto hace referencia a la capacidad volumétrica total que tienen los cilindros del motor para almacenar el combustible y recibir el aire que permite la mezcla, y que al ser comprimida en el cilindro explota bien sea por acción de la chispa que salta de las bujías o por la compresión que ejercen sobre esta mezcla los pistones en su carrera ascendente dentro del cilindro, si se trata de un vehículo diésel. En Colombia, esta cifra generalmente está descrita por las marcas en centímetros cúbicos, pero también se puede hablar de ella en litros.

El valor de la cilindrada con la que se registra un carro en su ficha técnica es una sencilla operación aritmética resultado de multiplicar la capacidad volumétrica de cada uno de los cilindros, por el número de cilindros totales que contempla el diseño del motor en cada vehículo en particular. Es así que si un carro 4 cilindros registra en su ficha técnica una cilindrada de 2.000 centímetros cúbicos quiere decir que cada uno de los cilindros tiene una capacidad para almacenar 500 centímetros cúbicos. Y esta capacidad individual de cada cilindro está dada por su diámetro y por la distancia que hay entre la parte inferior en dónde el pistón llega a su punto muerto inferior y el punto máximo superior de la carrera del pistón en el proceso de combustión.

¿Por qué es importante?

Hasta hace algunos años el dato de la cilindrada era fundamental al momento de elegir un carro porque permitía establecer por parte del comprador la capacidad de desempeño del auto y saber sí era el requerido para sus necesidades.

Un carro con un valor alto de cilindrada significaba que tenía una entrega de caballos y un desempeño de torque de cifras altas. Es decir que para vehículos que debían moverse sobre terrenos exigentes por su topografía, o de los que su propietario esperaba una buena entrega de velocidad era importante poder contar con vehículos de una cilindrada superior a los 2.0 litros, por ejemplo. En el caso de carros para un uso más urbano, e ir de un punto A a un punto B, sin mayores pretensiones o terrenos complejos, vehículos de 1.0 a 1.5 eran los más buscados.

Hoy día, con los desarrollos en la ingeniería automotriz y la fabricación de motores, esta relación ya no es tan directa. Gracias al surgimiento de apoyos para la admisión de aire en la mezcla a través de turbo compresores las marcas han desarrollado vehículos que con una cilindrada “pequeña”, es decir 1.0, 1.2 o 1.5 litros; pueden entregar potencias que en años anteriores solo eran posibles con motores de mayor cilindrada.

Pero aún los motores turbo no son tan masivos y es así como el dato de la cilindrada todavía puede ser una buena guía para que futuro comprador analice si ese carro en el que está interesado, y con esa cilindrada es el que suple sus necesidades de movilidad cotidiana.

Pero también ese valor es un indicador importante para establecer, por ejemplo, el pago de impuesto. Mientras mayor sea el rango de cilindrada más alta será la tarifa impositiva. Igualmente, este valor también determinará, el valor del SOAT que anualmente el propietario debe cancelar.

Y por supuesto la cilindrada será un indicador de consumo de combustible. Por lo general los vehículos de baja cilindrada no tienen más de cuatro cilindros, en tanto que vehículos con cilindradas mayores aumentan también sus cilindros y esto implica mayor consumo.

De igual manera, un carro con un número de cilindros pequeño (3-4) también implicará unos costos de mantenimiento y/o reparación menores, frente a un vehículo que tenga un mayor número de cilindros (6-8-10-12) y que generalmente están asociados a vehículos de gamas superiores.

Por eso, y aunque no es la última palabra, ni el único factor que debe decidir la compra de un carro, la cilindrada es una cifra que todo comprador debe tener en cuenta y analizar sus ventajas y desventajas como paso previo a tomar la decisión sobre que auto estará en su garaje.

El cinturón de seguridad: cómo usarlo y cuidarlo.

En días pasados hablábamos en esta columna de las recomendaciones más importantes al momento de iniciar un viaje en el carro. Recomendaciones tanto de seguridad como de mantenimiento preventivo básico previo a ese desplazamiento.

Y una de esas recomendaciones era revisar muy bien los elementos y sistemas de seguridad pasiva y activa que brindan protección tanto a conductor como a los ocupantes del vehículo. Y uno de esos sistemas y elementos claves en la seguridad al viajar es el cinturón de seguridad.

Este elemento, que hizo su aparición por primera vez en un Volvo Amazon en 1959, y que fue desarrollado por el ingeniero Nils Bohlin, es hoy uno de los factores más importantes para la protección de la vida en la conducción. Según la Organización Mundial de la Salud, más de 100 mil personas al año salvan su vida en un accidente de tránsito gracias a que estaban utilizando de manera correcta el cinturón de seguridad.

Existen varios tipos de cinturones que se clasifican especialmente por sus puntos de anclaje

Cinturón de dos puntos: es básicamente el que se encuentra en los aviones y se posiciona como una correa ajustable que amarra al usuario por la cintura. En los vehículos se encuentra en algunas ocasiones como cinturón en la zona central de la banca trasera.

Cinturón de tres puntos: es el usado como norma en los vehículos hoy día, tanto en las plazas delanteras como traseras. Cubre desde el hombro, pasando por el torso y termina en cadera.

Cinturón de cuatro puntos: se encuentra en algunos vehículos del alto desempeño y autos de competencia. Este tipo de cinturón ofrece una sujeción en los dos hombros y ambas caderas.

Cinturón de cinco puntos: en este cinturón, que también está presente en los vehículos de alto performance, se agrega un punto de sujeción adicional al de cuatro puntos. Este punto se ubica entre las piernas de los ocupantes de cada plaza.

Recomendaciones de uso adecuado

Para que el cinturón pueda cumplir de manera efectiva su labor de protección y mitigación de lesiones, o incluso preservar la vida en caso de accidente, este debe quedar bien ajustado al cuerpo y colocado de manera correcta, en el caso de los cinturones de tres puntos cubriendo desde el hombro y de manera diagonal cruzar por el torso hasta el anclaje a la altura de la cadera del lado opuesto. La práctica de muchas personas de ponerse el cinturón por debajo del hombro hace que pierda toda efectividad en protección en caso de un accidente, una colisión, una frenada fuerte imprevista; y por el contrario puede causar una lesión mayor.

Uno de los errores más comunes es inclinar la silla hacia atrás demasiado. En esta posición aunque el conductor o su acompañante tengan el cinturón puesto, se puede presentar lo que se conoce como “efecto submarino”, esto quiere decir que por esa posición tan inclinada hacia atrás en un eventual accidente la persona podría deslizarse por debajo del cinturón ya que no estaría reteniendo de manera adecuada el cuerpo al tener la silla en una posición incorrecta.

El cinturón debe ejercer una presión sobre el cuerpo, sin ser excesiva. Cuando el usuario del vehículo utiliza elementos como cojines para aliviar esa presión, colocándolos entre la cinta y el cuerpo, también evita que cuando sea necesario el cinturón cumpla su función de mitigar el movimiento del cuerpo dentro del habitáculo, desplazándose hacia adelante y evitando que salga expulsado o se golpee con algún elemento del vehículo.

Un mantenimiento básico es necesario

El cinturón, como cada elemento del carro, necesita también de un mantenimiento y un cuidado básico para que pueda prestar bien su servicio de protección. En el caso de la limpieza de la reata es importante utilizar productos que no sean abrasivos y no lleven a que esta correa se deshilache.

También es importante verificar cada cierto tiempo que el cinturón, la cinta, no tenga cortaduras, no se empiecen a ver hebras sueltas de la fibra. También, cuando sienta que el cinturón no está ejerciendo presión sobre el cuerpo acuda a un centro técnico o su concesionario para que le hagan la revisión si alguno de los elementos mecánicos que hacen parte del conjunto no está operando bien o quizá algún elemento exógeno puede haber entrado por la abertura de la bobina en la que se enrolla la cinta, o incluso puede estar bloqueada por suciedad y es necesario limpiarla.

Estos consejos de uso y mantenimiento básico preventivo pueden hacer que la vida útil de ese elemento que muchas veces pasa desapercibido, e incluso a algunas personas les molesta tener que usarlo, pueda ser lo más larga posible y así continuar con su importante y callada labor de preservar la vida de los ocupantes del automóvil.

POSICION CORRECTA PARA CONDUCIR.

La posición correcta al volante del carro es clave para poder desarrollar una conducción segura. Una buena postura de manejo  le permite al conductor tener la visibilidad correcta del interior del auto y de su entorno exterior.

También, tener a su alcance y sin sobreesfuerzos o posiciones y movimientos incómodos o poco naturales, los mandos que le permitan controlar los diferentes sistemas del vehículo. Por supuesto, también facilita tener el volante en la posición correcta para su operación y poder guiar el auto de manera segura.

Antes de iniciar la marcha y emprender el viaje, especialmente en esta época en la que personas y familias realizan viajes más largos de lo habitual aprovechando la temporada de vacaciones de fin de año, es necesario asegurar la posición que brinde la mayor comodidad y seguridad para afrontar largas horas de conducción por vías que presentan diferentes grados de dificultad para quien maneja.

Para hacerlo y asegurarse que esté bien posicionado, entre al auto y siéntese en la ubicación del conductor, con la espalda bien apoyada sobre el respaldo del asiento y la cadera en el ángulo que forman la banqueta y el espaldar; presione a fondo el pedal del embrague. Al hacer este movimiento la rodilla debe quedar ligeramente flexionada. Si la rodilla queda totalmente estirada indica que la posición de la silla no es correcta y debe ajustarse de manera longitudinal. Una silla demasiado corrida hacia atrás no permite que el conductor pueda ejercer la presión uniforme sobre el pedal de embrague y especialmente sobre el pedal de freno, generando graves riesgos para afrontar cualquier circunstancia que requiera una detención del vehículo durante la marcha.

Un segundo factor que influye en la posición de manejo es la altura del asiento. Una vez la distancia ha sido corregida se debe verificar la altura. Los expertos en temas de seguridad y ergonomía al manejar aconsejan tener una altura lo más baja posible pero sin perder visibilidad sobre el parabrisas y también poder tener la visión de todo el conjunto del cuadro de mandos y del tablero.

Una vez se ha posicionado la silla en su distancia y su altura adecuada el conductor debe pasar a revisar el ángulo de inclinación del respaldo. El objetivo es que no quede totalmente vertical, pero tampoco muy inclinado hacia la parte trasera. La mejor forma para determinar la posición adecuada del respaldo es, sentado en la silla en la posición correcta con la espalda apoyada en el respaldo del asiento y la cadera en ángulo con butaca y espaldar, se estiran los brazos en dirección al volante, si las muñecas pueden descansar sobre la parte superior del volante el espaldar esta nivelado en el ángulo correcto para una conducción segura. En esta posición el conductor tendrá, en el momento del manejo, los brazos ligeramente flexionados y de esa forma puede manipular el volante de forma ágil y con reaccionando de manera pronta a las diferentes circunstancias que plantea la ruta, y tendrá la movilidad suficiente para controlarlo y enfrentar alguna circunstancia imprevista en la guía de la dirección durante el viaje.

Con la silla ajustada en todas sus medidas respecto a la ergonomía y la postura correcta para conducir, recuerde que la forma adecuada para tomar el volante y controlarlo es hacer un símil del volante con la esfera de un reloj y poner las manos, simulando las agujas del minutero y segundero como si marcaran las 10:10.

Si el vehículo tiene reposacabezas que puede regularse hágalo siempre teniendo en cuenta que la altura de la parte superior del reposacabezas coincida con la altura de los ojos. Esta es la posición correcta para que el reposacabezas cumpla su función de evitar lesiones por el llamado latigazo cervical en caso de una colisión.