Líquido de frenos, ojo con el momento del cambio.

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Los lectores aficionados y entusiastas de las competencias automovilísticas sabrán que una de las maniobras más importantes durante una carrera es la frenada, saber frenar en el momento justo para tener el control y la habilidad de tomar curvas y salir pisando bien de ellas y poder tener la tracción suficiente para ganar velocidad es una habilidad fundamental por parte de los pilotos.

Pues así como en las carreras frenar es tan importante como acelerar de manera adecuada, en el mundo cotidiano de la conducción contar con un buen sistema de frenos es fundamental para la seguridad propia y de los otros actores en la vía. Y un elemento de ese sistema de frenos que siempre debe estar en óptimas condiciones es el líquido de frenos. Este fluido es el encargado de transmitir la energía a través de todo el sistema de frenos del automotor cuando el conductor pisa el pedal para iniciar la detención.

Su característica es que es un fluido hidráulico y no es compresible, no puede comprimirse porque se encuentra en un contenedor sellado sin aire y cuando se aplica una fuerza en uno de los extremos este líquido se desplaza hacia el otro extremo transmitiendo el movimiento a lo largo de todo el sistema para finalmente ejercer presión sobre las pastillas de frenos o la banda y lograr que el carro pueda detenerse.

A lo largo de la historia del desarrollo de la industria automotriz el líquido de frenos también evidencia una evolución. Esta evolución se refleja en los estándares definidos bajo parámetros DOT, sigla del Departamento de Transportes de Estados Unidos. Bajo esta premisa los estándares que hoy se encuentran vigentes en Colombia son las DOT4, DOT 4 SL.6 y DOT 4 TYP200, que cubren la mayor parte del parque automotor rodante del país.

Estos estándares DOT (Department Of Transportation) clasifican los líquidos tomando en cuenta su punto de ebullición sometido, como está, a las altas temperaturas fruto del proceso de frenada.  Actualmente los estándares DOT parten en DOT 3 y van hasta DOT 5. El punto de ebullición en un líquido DOT 3 está calculado en 205 grados centígrados, y en el DOT 5 este punto de ebullición se encuentra en los 260 grados centígrados

Mientras más alto es el estándar DOT el punto de ebullición del líquido de frenos es mayor y por tanto su capacidad de frenado es más alto al soportar mayores temperaturas durante el procedimiento de detención del vehículo.

Pero el líquido de frenos también tiene una característica que es su punto vulnerable,  se trata de un fluido higroscópico, absorbe humedad del ambiente con el propósito de evitar que dicha humedad forme gotas de agua que puedan corroer los ductos del sistema,  y en la medida que el tiempo y los kilómetros pasan esa humedad lo degrada hasta hacer que su propiedad para transmitir la fuerza de la frenada desde el pedal hasta las pastillas o bandas disminuya y sea poco eficiente,  generando burbujas cuando llega a su punto de ebullición.

Por eso es importante prestar atención a señales como incremento en la distancia de frenado, cambio de color en el líquido, mayor recorrido del pedal de freno cuando se acciona, reducción en los niveles del depósito (puede ser por fugaz). Los expertos recomiendan cambian este fluido a los 20 mil kilómetros de recorrido aproximadamente; para ello existen probadores elctronicos especializados que determinan su calidad. Pero también si el auto transita en zonas con un alto nivel de humedad, es posible que deba hacerse ese cambio un poco antes de este lapso recomendado.