EXTRA O CORRIENTE?

Una de las mayores inquietudes de los propietarios de vehículos está relacionada con el uso del tipo de combustible adecuado,  ¿con qué gasolina debe tanquear su carro con el fin de lograr el mejor comportamiento en ruta?

Antes de entrar en detalle,  cabe recordar que en Colombia se ofrecen dos tipos de gasolina: las denominadas gasolina corriente y gasolina extra. ¿Qué las diferencia? Básicamente la diferencia entre ambas está dada por su octanaje. Este es un indicador que permite saber cuál es la resistencia de cada uno de estos tipos de combustible a la compresión para iniciar el proceso de explosión o combustión en la cámara.

La gasolina corriente que se ofrece en Colombia tiene hoy día 85 octanos.  En tanto que la gasolina extra alcanza los 92 octanos. En términos prácticos,  el combustible de menor octanaje encenderá  o hará combustión de manera más fácil al necesitar una menor temperatura que el combustible con el número de octanos más alto.  Y estas temperaturas se alcanzan con el grado de compresión de la mezcla aire y combustible que logra generar el pistón dentro de la cámara.

Una de las herramientas más sencillas,  entonces,  para conocer que tipo de gasolina usa su carro está en la ficha técnica del vehículo.  En este documento encontrará el dato de la relación de compresión. Esta es una medida que indica cuántas veces se comprime una unidad de aire en la cámara de combustión.  Si la ficha técnica muestra una relación de compresión  (r/c) de 9.5: 1 o mayor a esta cifra,  el vehículo deberá usar gasolina extra para lograr un buen proceso de combustión y una mejor operación y eficiencia y por lo tanto un consumo adecuado y eliminar los riesgos de daño en los pistones por el llamado cascabeleo o detonación anticipada.

Los fabricantes de motores han buscado desde siempre aumentar la relación de compresión (r/c) con la que diseñan sus motores.  La razón radica en que entre mas alta sea, mayor es la eficiencia en el proceso de convertir la gasolina en potencia del motor.  Sin embargo la limitante ha sido, como ya la mencionamos, la explosión descontrolada del combustible dentro de las cámaras, dando el conocido cascabeleo, que disminuye la potencia del motor y produce daños severos a este en el mediano plazo.  La adición de aditivos en las petroleras (gasolina extra) o por parte de los propietarios han permitido el aumento del octanaje que los fabricantes han buscado.

Nuevas tecnologías han aparecido en los últimos años, que permiten el uso de gasolinas corrientes  en motores con altísimas relaciones de compresión (MAZDA con r/c 13:1),  logrando muy buenos indicadores de consumo de combustible y potencias muy altas y con un combustible hasta un 30% más barato.   Su secreto es el uso de la electrónica para controlar el ingreso de combustible a las cámaras de compresión del motor, haciéndolo de forma gradual y en el momento requerido para que la mezcla de aire combustible solo se encienda por la chispa de la bujía y no antes por efecto de la compresión alta del motor.

Cuando esta relación de compresión esté por debajo de ese indicador es posible la utilización de la denominada gasolina corriente. Es un mito creer que al tanquear con gasolina extra un vehículo con un motor diseñado para el uso de gasolina corriente este tendrá mayor potencia y funcionará mejor. No es así.

En la actualidad la tecnología de los motores ha permitido reducir su tamaño y cilindrada,  pero alcanzado potencias mucho mayores.  Esto de la mano de elementos como el turbo o el supercargador.  Si su carro hace parte de esta tendencia tenga en cuenta que siempre deberá trabajar con gasolina extra dada la relación de comprensión que alcanza por el uso de estos elementos que ingresan aire adicional a presión a la mezcla.

La altura sobre el nivel del mar a la que se encuentre la ciudad por la que circula el vehículo también puede ser un elemento para definir el tipo de combustible gasolina a utilizar.  Por lo general en ciudades ubicadas por encima de los 1.500 metros sobre el nivel del mar,  es posible utilizar gasolina corriente en los vehículos,  incluso en aquellos diseñados con una relación de compresión superior a 9.5: 1 y que en otras circunstancias deberían usar gasolina extra.  Esto debido a que a mayor altura se registra una menor presión atmosférica.

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