Cuando se habla de las ventajas de adquirir un carro eléctrico, uno de los factores que entra en la conversación es su costo de mantenimiento, y si este es más económico o no que el mantenimiento que debe hacerse con un carro de motor de combustión tradicional.
De entrada la respuesta es sí. El análisis que hacen los expertos en cuanto a costos de mantenimiento para los modelos eléctricos indica que son más económicos y representan un alivio a los bolsillos de sus propietarios.
Toda máquina, y por su puesto los carros (eléctricos o no) son máquinas, debe someterse de manera periódica a un proceso de revisión, mantenimiento preventivo, e incluso cambio de piezas y partes que se desgastan por el uso de manera natural.
En el caso de los modelos de vehículos equipados con motor de combustión tradicional el total de piezas (no solo del motor) puede superar las 20.000. Muchas de ellas piezas móviles que están en constante trabajo en condiciones extremas y con fricción entre muchas de ellas.
Por su parte los vehículos eléctricos, especialmente por la conformación de su unidad de potencia, tienen un número de piezas considerablemente menor, incluso hasta un 60 por ciento menos. Esto hace que sus procesos de revisiones, mantenimiento, reemplazo de partes y piezas y tiempo invertido en estos procedimientos sea mucho menos. Igualmente el tiempo entre cada una de las revisiones es más prolongado y eso también puede significar ahorros en el largo plazo.
Esto hace que los mantenimientos preventivos en un carro eléctrico puedan tener una reducción de hasta 30 por ciento, frente a los costos que debe asumir el propietario de un vehículo con motor de combustión tradicional
Solo en el motor, mientras los carros eléctricos en su motor tienen un eje, un rotor, un bobinado, escobillas, cojinetes, estator y carcasa; en un motor de combustión se podrían encontrar hasta 500 piezas
De igual manera mientras en el vehículo térmico se tiene un sistema de caja de cambios y embrague con varias piezas móviles en constante fricción, el carro eléctrico no cuenta con este tipo de elementos.
También, al no tener motor de combustión, el carro eléctrico no depende para su funcionamiento de elementos como bombas, válvulas, actuadores, motor de arranque, alternador.
De igual forma, los frenos reciben un mejor tratamiento: parte de la energia que en los vehiculos de combustion debe ser disipada para frenar causando desgaste en los elementos de frenado, en los electricos desaparece, al ser recuperada via regeneracion.
No existen tampoco los periodicos cambios de aceite de motor con sus filtros. Ni las fugas de lubricante tan comunes despues de unos años de recorrido.
La pieza más importante del carro eléctrico es, como no, su batería, y esta está construida de manera tal que su mantenimiento es básico y especialmente de buenas prácticas, tales y como no cargar la batería al 100 por ciento o dejarla descargar totalmente. Una carga al 80 por ciento y no dejarla bajar más allá del 20% es importante para que su degradación no sea rápida.
También recomiendan los fabricantes usar los sistemas de carga rápida solo cuando sea necesario, ya que también ejercen demasiada presión sobre la batería acelerando su desgaste.
El Gobierno Nacional, a través del Ministerio de Hacienda, reveló en días recientes su intención de desmontar uno de los beneficios que tienen hoy día los carros híbridos en Colombia.
Así, si prospera una iniciativa que haría parte del proyecto de reforma tributaria que el Ministerio de Hacienda presentará ante el Congreso de la República, los carros híbridos pasarían de pagar un IVA del 5% actualmente, a cancelar la tarifa general del 19%.
La idea ya ha recibido críticas por parte de voceros del sector y de expertos en los temas económicos que ven ene ella una intención de recaudo que si bien en teoría podría generar mayores recursos con el aumento de la tarifa, al final del día provocaría una disminución en las ventas, no sólo de los carros con tecnología híbrida, sino en general en las ventas del sector, que apenas comienza a tener síntomas leves de recuperación tras más de año y medio de caída constante en sus indicadores comerciales. Y esta caída significaría también menos recaudo de impuestos y otras tarifas que el sector aporta de manera considerable al presupuesto tributario del país.
Hasta el pasado mes de agosto las ventas de carros híbridos en Colombia sumaron 24.296 unidades nuevas, un crecimiento del 42% frente al mes de agosto de 2023. Esta cifra significa un poco más del 20% de la venta total de carro de Colombia en lo que va del año por 118.160 unidades, de acuerdo con el reporte mensual conjunto de Fenalco y Andi.
Además, se trata de una medida que podría golpear una de las políticas más publicitadas de la actual administración del Ejecutivo Nacional: la transición energética.
Uno de los argumentos del Ministerio de Hacienda para proponer el desmonte del beneficio es que realmente los carros híbridos no tienen un aporte significativo en el objetivo de reducir el impacto del uso de combustibles fósiles en el transporte, pero sí reciben beneficios como si así fuera.
En gracia de discusión, esto podría ser parcialmente cierto, pero solo si se refiere a los vehículos con tecnología de hibridación ligera, o microhíbridos. Estos autos tienen una batería sí, pero de máximo 48 voltios que realmente lo que hace es aportar energía y potencia extra cuando el vehículo arranca o en condiciones especiales de aceleración. Además esta energía apoya a sistemas auxiliares del carro, pero el peso de mover el vehículo sigue recayendo sobre el motor de combustión. Incluso el mismo sector automotor en Colombia se encuentra en un análisis y debate para concertar que los beneficios a este tipo de vehículos sean menores que los de los híbridos totales o híbridos enchufables.
Los modelos con tecnología de hibridación completa sí pueden generar un mayor impacto positivo en la reducción de emisión de gases contaminante y material particulado en cerca de un 80 por ciento menos, gracias a que consumen menos combustible por el aporte que entrega la operación del motor eléctrico integrado en la operación del automotor.
En la lógica del Ministerio, eliminar el beneficio del IVA a los carros híbridos debe impulsar la compra de vehículos eléctricos que sí contarían con esta gabela tributaria en su adquisición. Sin embargo no es tan fácil que aún en la cultura automotriz colombiana la elección de un carro eléctrico sea tan simple. Factores como el precio de adquisición, el aún desconocimiento existente sobre las ventajas de estos carros y mitos que persisten, y, de manera especial, la infraestructura para las recargas tanto de manera privada como pública que avanza pero aún es pequeña generan incertidumbre sobre una decisión.
Los carros híbridos se han convertido en un estadio previo para los consumidores que atraídos por las ventajas tanto tributarias, como los beneficios ambientales y sociales que pueden generar, buscan acceder a una movilidad más sostenible pero no se arriesgan aún con el modo 100% eléctrico.
La propuesta del IVA del 19% a los híbridos sería una incoherencia frente al objetivo de avanzar en una movilidad más sostenible.
En días pasados hablábamos en esta columna sobre el factor de la eficiencia y el consumo como uno de los elementos claves para definir la compra de un carro eléctrico. Y en ese mismo artículo se señalaba como la configuración de la batería es uno de los elementos clave a tener en cuenta cuando se analiza esa eficiencia.
Desde que los carros eléctricos comenzaron a verse como una opción cierta y real para el desarrollo futuro de la industria automotriz, los fabricantes trabajan en el desarrollo de elementos cada vez más eficientes, más durables y también más económicos en su fabricación teniendo en cuenta que son el elemento que más pesa en el costo de fabricación de los autos eléctricos, con cerca de un 30 por ciento del valor.
El trabajo de los departamentos de investigación y desarrollo y de los ingenieros de los fabricantes automotrices y de las firmas fabricantes de baterías ha sido arduo y paso a paso han encontrado alternativas cada vez más acordes con las necesidades de los consumidores de autos que quieren baterías seguras y que les ofrezcan también un rango de autonomía más allá del tránsito urbano.
Es así como en la evolución de estos elementos se pueden identificar varios estadios de evolución en aras de llegar a la batería que cumpla con la idea de bajo costo y gran rendimiento
En las primeras etapas del desarrollo de los carros eléctricos como alternativa de movilidad, éstos contaban con baterías de Niquel-Metal-Hidruro (NiMH). Se trata de unas baterías relativamente económicas en su fabricación y que contaban con un muy buen nivel de vida útil. Sin embargo tenían problemas por su no muy alta densidad de energía y también por su peso. Ambos factores castigaban de manera importante la eficiencia en la operación de los carros que estaban dotados con estos elementos.
Antes de continuar es importante señalar que el concepto de densidad de energía se refiere, de manera básica, a la capacidad que pueden tener las baterías para almacenar una gran cantidad de energía en muy poco espacio. Esto es importante porque es una variable fundamental en la búsqueda de la eficiencia.
En una segunda fase en el desarrollo de las baterías, los fabricantes comienzan a trabajar con acumuladores a partir de Ion-Litio/Polímero de Litio. Estas están presentes un alto porcentaje de los vehículos eléctricos que hoy ruedan en el mundo. Su recurrente utilización por parte de las automotrices está relacionada con una alta densidad energética, lo que contribuye a un menor espacio y también menor peso que lastre el vehículo y afecte de manera negativa sus cifras de rendimiento y autonomía.
Pero también tienen dos factores negativos. El primero de ellos es su facilidad de degradación por los ciclos de cargue y descargue de la misma y que la llevan, con el tiempo, a tener una menor capacidad de almacenamiento. Y el segundo factor es su alto costo de producción, y teniendo en cuenta lo señalado unos párrafos atrás sobre el peso del costo de la batería en el valor total del auto, puede influir de manera importante en un alto precio de compra para el consumidor final.
Además este tipo de baterías también se pueden ver afectadas por la operación en situaciones de climas extremos tanto en el frío, como en las temperaturas altas.
Un tercer tipo de batería utilizada en los carros eléctricos es la estructurada a partir de Níquel-Cadmio-Manganeso (NCM) o Níquel-Cadmio-Óxido de Aluminio (NCA). Este tipo de baterías tiene ventajas relacionadas con su alta densidad energética. De hecho en muchos carros que ofrecen altos niveles de autonomía esta es la batería que se encuentra presente. Así mismo son baterías que pueden soportar altas potencias de carga, lo que facilita un proceso de carga más rápido.
Pero pese a estas ventajas no son las baterías más populares porque para su fabricación es necesario utilizar materiales de difícil consecución especialmente por su costoso proceso de su extracción y procesamiento y esto impacta directamente el precio de los carros. Son los denominados metales de tierras raras como el praseodomio, el lantano, neodimio, disprosio, terbio o lutecio, por ejemplo.
Los trabajos en busca de la “batería perfecta” también han llevado a ingenieros a desarrollar baterías a partir de Litio-Ferrofosfato. Estas baterías si bien no implican los altos costos de producción al no utilizar elementos que implican una alta complejidad para su obtención y transformación, tienen la desventaja de no contar con un nivel alto de densidad energética, lo que se traduce en la utilización de mucho espacio y agregar peso a la construcción del vehículo
Lo que depara el futuro
La evolución de las baterías no para, y la industria automotriz sigue apuntando a un futuro de mediano y largo plazo en el que estos elementos brinden las condiciones de una movilidad cada vez más limpia.
Los esfuerzos de los fabricantes se orientan a dos tipos de soluciones:
Baterías de estado sólido. En ellas en lugar de contar con un electrolito líquido que facilita la reacción química que genera la energía que se almacena y luego se utiliza para mover el vehículo, el electrólito es un material sólido. Este cambio le confiere unas cualidades especiales a la batería. Le da una mayor densidad de carga, incluso almacenando hasta tres veces mayor energía que la batería ion litio con electrolito líquido. De igual manera agiliza los tiempos de recarga. También ofrece una mayor fiabilidad y su trabajo no se afecta de manera sustancial por las condiciones extremas en las que pudiera utilizarse el vehículo que las monta. Así mismo ofrece mayor seguridad al evitar sobrecalentamientos o no hacer explosión en caso de un impacto. Estas baterías también podrían tener menor impacto ambiental desde su producción misma.
Hoy, aún su utilización de forma masiva sigue en proceso de estudio y desarrollo, pero ya son varias las automotrices comprometidas en avanzar en el mediano plazo en su implementación y para ello destinan recursos para su perfeccionamiento. Entre ellas se encuentran Toyota, el Grupo Stellantis, Volkswagen, Renault-Nissan; muchas de ellas trabajando en asocio con firmas expertas en el desarrollo de este tipo de elementos.
Y el segundo frente que el sector automotor explora de cara a ofrecer baterías cada vez mejores es el de las baterías estructurales. Este tipo de baterías tienen la característica de estar integradas a la carrocería del vehículo y no serían una pieza o un elemento adicional que se ubica en la plataforma de desarrollo del carro. Firmas como Tesla o BYD trabajan en su perfeccionamiento. Este tipo de batería lograría un mayor ahorro de espacio y reducción de peso al estar unida a los bastidores adelante y atrás.
Desde Tesla se ha señalado que el perfeccionamiento de este sistema de baterías podría en el futuro contribuir a una reducción de costos de producción de los vehículos eléctricos en casi un 50 por ciento, y también daría una mayor vida útil a los dispositivos y una capacidad de carga aún mayor.
Un futuro que la industria automotriz espera llegue más temprano que tarde.